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El Día Mundial de la Trombosis, establecido por la International Society on Thrombosis and Haemostasis -ISTH-, constituye un esfuerzo global que nuclea a médicos, científicos, asociaciones profesionales y grupos de pacientes de más de 100 países en torno a un objetivo común: generar conciencia acerca de la magnitud del problema relacionado a la trombosis para disminuir las muertes prevenibles y las graves consecuencias que genera anualmente este trastorno de la salud en todo el mundo.

Es el mecanismo que tienen en común el infarto de miocardio -IAM-, el accidente cerebrovascular -ACV- isquémico y el tromboembolismo venoso -TEV-. Muchas veces estos cuadros pueden prevenirse. Sin embargo, una vez generados, requieren atención médica urgente por la amenaza de discapacidad y el peligro de causar la muerte. A nivel mundial, los eventos trombóticos provocan el 25% de las muertes -1 de cada 4-. Si bien el infarto y los ACV son ampliamente conocidos, no ocurre lo mismo con el TEV.

Sólo en Europa, medio millón de personas mueren a causa de TEV cada año; más que el conjunto total de decesos a causa del SIDA, cáncer de mama, de próstata y accidentes de tránsito. Es por esto, que resulta imprescindible generar conciencia en la población sobre los síntomas que la acompañan, los factores de riesgo y la necesidad de consulta rápida ante su sospecha.

Según Organización Mundial de la Salud -OMS-, las dos manifestaciones más frecuentes de la TEV son la trombosis venosa profunda -TVP- y la embolia pulmonar -EP-. Los síntomas de la TVP consisten principalmente en dolor y tumefacción de la parte afectada. La TVP, puede ser potencialmente mortal cuando se acompaña de embolia.

La trombosis venosa no discrimina. Afecta a personas de todas las edades, sexo, clases sociales o etnias. Más de dos tercios de los casos de trombosis venosa se dan en los propios centros asistenciales, durante internaciones prolongadas o por cirugías inmovilizadoras, como reemplazo de cadera o rodilla, cirugía abdominal mayor y cirugías neurológicas. Esto hace del TEV la primera causa de muerte hospitalaria prevenible.

Además, la trombosis venosa profunda asociada con internaciones es la principal causa de discapacidad en países de bajos o medianos recursos y la segunda causa de internación más frecuente en países con recursos altos, por encima de la neumonía y de las infecciones producidas por el uso de catéteres y por eventos adversos farmacológicos.

Las medidas principales para reducir el impacto de la trombosis consisten en recibir un diagnóstico y tratamiento temprano en aquellas personas con síntomas, y llevar a cabo conductas de prevención en quienes no presentan síntomas pero que se encuentran en riesgo de sufrir este tipo de coágulos.

La trombosis puede constituir, además, un síntoma de otras condiciones de salud. Aunque las razones no están aclaradas, algunos tipos de cáncer y enfermedades autoinmunes están asociados con un riesgo mayor de trombosis. Por lo que en muchos casos es necesario determinar cuál es la causa del evento.

El cáncer aumenta 4 a 6 veces el riesgo de padecer una trombosis venosa y su gravedad. Entre el 10 y 20% de los enfermos con cáncer pueden ver complicada su evolución con un evento de trombosis y tendrán 4 veces más riesgo de padecer un nuevo evento trombótico dentro del año y de complicaciones por embolia de pulmón, la 2° causa de muerte en los pacientes oncológicos.

Los datos de la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud, perteneciente a la Secretaría de Salud de la Nación, señalan que el 31,3% de las defunciones en Argentina en el año 2017 fueron ocasionadas por tumores malignos -62.731 pacientes- y enfermedades del corazón -44.425 pacientes-. En muchos casos, esas muertes son el desenlace de un episodio originado por un evento trombótico, como ser infarto o tromboembolismo pulmonar.